lunes, 24 de mayo de 2010
Los ángeles
Como dice el Sr. Chinarro, al principio sólo es un soplo de aire fresco por el balcón y al poco una quietud sorprendente. Como un soplo de aire fresco ha llegado este verano. Se abría por los dos lados y acariciaba mi costado, mi pecho y mi nariz. Y me sentía tan feliz. El aire me dejaba quieto, expectante a lo que pudiera pasar. Todo lo que pasaba era feliz y me llenaba. El aire inflaba mi pecho como un globo y lo rejuvenecía.
Seguí andando por la senda que me había marcado hace unos años. Pero ya no era la oscuridad la que guiaba cada paso. Ahora todo estaba claro, o por lo menos yo lo veía claro. Mi padre siempre dijo que había que dar un guantazo a la vida siempre con una sonrisa, despreciándola y mostrándole quién mandaba aquí. Yo no lo necesitaba pero lo tenía en cuenta en mi camino, antes pedregoso, ahora de pequeñas dunas acariciables.
Te vi a lo lejos, con tu sonrisa enarbolada como bandera. Y llegaba a tocarte, a acariciarte y luego me tenía que ir, como en una pesadilla. Pero seguía con tu imagen en mi retina. Sabía que no podía olvidarlo porque pronto volverías, con tu bandera....con tu pequeña sonrisa...allanando poco a poco mi camino....
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