lunes, 24 de mayo de 2010

Los ángeles



Como dice el Sr. Chinarro, al principio sólo es un soplo de aire fresco por el balcón y al poco una quietud sorprendente. Como un soplo de aire fresco ha llegado este verano. Se abría por los dos lados y acariciaba mi costado, mi pecho y mi nariz. Y me sentía tan feliz. El aire me dejaba quieto, expectante a lo que pudiera pasar. Todo lo que pasaba era feliz y me llenaba. El aire inflaba mi pecho como un globo y lo rejuvenecía.

Seguí andando por la senda que me había marcado hace unos años. Pero ya no era la oscuridad la que guiaba cada paso. Ahora todo estaba claro, o por lo menos yo lo veía claro. Mi padre siempre dijo que había que dar un guantazo a la vida siempre con una sonrisa, despreciándola y mostrándole quién mandaba aquí. Yo no lo necesitaba pero lo tenía en cuenta en mi camino, antes pedregoso, ahora de pequeñas dunas acariciables.

Te vi a lo lejos, con tu sonrisa enarbolada como bandera. Y llegaba a tocarte, a acariciarte y luego me tenía que ir, como en una pesadilla. Pero seguía con tu imagen en mi retina. Sabía que no podía olvidarlo porque pronto volverías, con tu bandera....con tu pequeña sonrisa...allanando poco a poco mi camino....

domingo, 9 de mayo de 2010

He vuelto

Se levantó de la cama como a quién le clavan un cuchillo en el corazón en plena primavera. Se lavó la cara llena de heridas por el dolor. Vio en sus ojos marrones el cielo abriéndose de par en par y sintió como la sangre corría por las venas de su frente. Lo había pasado mal y bien. Muchas veces se había discutido a sí mismo miles de decisiones. Pero nunca dio un paso atrás. Él caminaba y caminaba sin pensar en el ayer.

Y se acercó a escuchar la música. La melodía envolvía el ambiente lleno de alcohol, humo e ilusiones. Un RE, luego un MI y luego no recuerdo qué. Pero sonaba a aire, a ropa recién lavada y a alegría. Miró hacia un lado, luego hacia el otro y sonrió. Ya no lo veía, se había perdido por el sendero más oscuro de la noche. Se tocó la vena de la frente y no notó la sangre coagulada. Estaba limpio, no sentía el dolor. Se ajustó la camisa a su cuerpo y sonrió de oreja a oreja.

Era un Fa sostenido. Ya recuerdo lo que era. Volvió a sonreír por segunda vez y le acarició el pelo.

- Sí, - dijo- era un Fa sostenido.