jueves, 19 de febrero de 2009

'La frenética soledad' (III)



Pido carne. No me gusta el pescado. Bebemos Rioja. Me gusta la carne por la noche. Creo que soy un animal, necesito mi ración de superioridad. Cada bocado, suave, me recuerda lo fáciles que son las cosas y lo difíciles que siempre las hago. Ellos hablan de Madrid. Moncloa, la Castellana, el Prado. La conversación se alarga cuando comienzan a debatir acerca del paso del tiempo. Mientras, yo movía el poso de mi copa de vino de un lado para otro, sin derramarlo, teniendo cuidado, como contigo.

Y comencé a pensar en la letra de esa canción, que me aterrorizaba: “Si je touchais le fond”

“Je descends, je descends
Une spirale de métal m'engloutie
Si je toucheais le fond quand même
Quelque chose de tangible…

Comme d'habitude les mêmes scènes
Des larmes et des reproches
Une solitude bruyante
Le nonsens de la haine, la recherche de l'amour

C'est une partie pourrie qui pleure
Sous les draps
Qui tiens le coeur dans la main
Car dédans c'est trop brûlant, trop brûlant…

Je descends, toujours je descends
Une spirale de métal m'engloute
Je suis une particule suspendue au milieu du néant
Sans endroit où m'asseoir...”


Si tocara fondo, todo sería más fácil. Un final. Una meta. Un golpe seco que me rebanara los sesos y me mostrara mi ayer y mi futuro sin ti. El presente es mi mundo de ensueño. Seguimos en el bar. Repito, no me gusta el pescado. Saboreo el tiramisú, incidiendo en las partes donde el café se hace más ostensible. Me gusta saborear lo amargo de las cosas. Tu mirada sofocante. A las dos horas, cierras y abres los ojos y todo es diferente.

En uno de esos parpadeos, volvía a fijarme en un punto inerte de la pared del restaurante chic al que habíamos ido a cenar. Foie al Pedro Ximénez y vino. El suelo está lleno de arena y me siento como en la playa. Una playa sin brisa. Te veo en los rincones irritantes de las paredes blancas. No me miras. Sigues sin mirarme. Tiemblo. Me pongo nervioso. Ya no te veo.

Vuelvo a pensar en el frío de Madrid, en su manera vertiginosa de vivir la vida. Veo tráfico. Tráfico en mis ideas inconexas. Subo y bajo Gran Vía para encontrarte. Te ausentas y te escapas de mi red. A un lado esta María. Violeta me sigue la pista. Pero sólo tú miras con los mismos ojos con los que yo observo. Ves mi mundo. El teatro. Los musicales. Necesito cogerte de la mano.

Entro a un Starbucks. La comida aún me pesa. No me gusta ver mi nombre en un vaso. Me descoloca. ¿Me conoces? ¿Poseo ese minúsculo trozo de tu tiempo? Primera copa. El hielo quema mis encías y me vuelve a recordar que estoy vivo. Los recuerdos vuelven a fluir. Tu cara. Tus labios moviéndose pausadamente cuando duermes. Despierto y ya no tengo nada.

..................Continuará.....................................................

Letra de la cación: Le tres bièn essemblè, "Si je touchais le fond", del disco Rugeole

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