Hola mi amiga, otra vez estoy aquí, creo que nunca había pensado en ti así. Estaba en mi ciudad, con todo al lado, con mi almohada cogida entre los brazos para que no se escapara y estuviera siempre contra mi cara. Me gustaría haberte dicho todo lo que habías sido para mí.
Odio que a veces te escapes de las circunstancias y nos veamos un segundo cerca, otro lejos y otro cerca. No me había dado cuenta que junto a ti se pasaban las horas en minutos y que me encantaba verte sonreír. Te cogía de la mano y me dijiste que me fuera y yo no podía irme, estaba atado a tí.
Cuando nos besamos todo pasó, todo desapareció, podía volar y estabas a mi lado. Seguían sonando las guitarras en la lejanía y no las escuchábamos. Pero me tuve que ir, era mi destino, era mi sacrificio.
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