jueves, 17 de diciembre de 2009

Recorrido por tu cuerpo



Me ha embriagado el olor de tu pelo, color caoba, de tacto fino. He surcado en tus ojos los mares del océano más inhóspito, que siempre estaba cerrado para mí. Y no lo había soñado, estaba ahí. Mi vista en tu iris.

He explorado tu nariz, tan perfecta, geométricamente inexplicable. Y he besado tus labios, eso sí que lo he hecho. Y me ha transportado al universo paralelo donde anida mi yo pequeño, que sonríe siempre.

Y he acariciado tus pechos, perfectos, dulces. Me he perdido en sus curvas y me he encontrado en tu ombligo. Había pasado por tu liso estómago, que me enseñaba la carretera más soleada.

Y he cantado entre tus piernas, donde nadie antes había cantado. Era una melodía de amor, pausada y con altibajos. Mientras, he caminado con mi pulgar por tus piernas, mientras rodeaba tu rodilla.

Y he llegado a tus pies, que eran el final y mi principio. Mi vuelta a la eternidad de los deseos. Ese lugar, para siempre desaparecer.

martes, 8 de diciembre de 2009

Las historias estudiadas

En el metro, todo el mundo que pide, tiene su historia estudiada. No se le escapa una letra, ni una coma. Usan las pausas y engalanan los silencios. Saben cómo lo tienen que hacer. Me da pena su situación pero me sorprende sobremanera sus actuaciones. Supongo que hace tiempo que perdí el corazón.

Voy tambaleandome de un lugar hacia otro sin pensar muxo en lo que tendría que hacer, en la manera en la que tendría que seguir mis pasos. Ni cuánto debo seguir, ni de que manera tengo que pisar. Espero que eso pase, quedan unos días en la gran ciudad, luego, espero reposar en mi casa.

Allí te veré. Estarás donde siempre y seguro que sonríes, como siempre. Me sentaré hablaremos largo tiempo, con varios cafés y muchos cigarros. En aquellos momentos encontraré el karma, mi leitmotiv.

lunes, 30 de noviembre de 2009

It`s a breeze everlasting like time...

Hubo un silencio desterrador. Me asiré a la pena cuando pueda, pensé. Pero todo se convertía en un silencio monótono, rutinario, de los que nunca cesan. En otros momentos tiraría la toalla y volvaería sobre mis pasos, de la misma manera que vine, con la cabeza agachada y sin una ilusión.

No me quedaría aquí por ningún motivo, sólo por trabajo. El trabajo ni me hará libre, ni me hará sonreír. Me apetece no tener complicaciones. Estar como yo quiero aquí y ahora. No es tanto pedir. El mundo es un lugar injusto y cruel en el que no me siento nada identificado.

Espero no empezar a pensar en tí como un loco. Eso demostraría mi poca entereza.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Aunque no pueda verte

Me pasa como en el vídeo. No puedo verla, pero la recuerdo. Como si fuera ayer la última vez que la acaricié. Como si ayer, por última vez, la agarrara fuerte del brazo y no dejara que escapara. Pero la nueva vida muchas veces se hace eterna, se arremolina en las esquinas sin dejarme seguir hacia delante.

Te recuerdo sonriendo. Siempre sonreías con mis chorradas. Volteabas la cabeza de un lado a otro sin pensar en el minuto que venía después. Hacías olvidadizo el invierno y desafiabas el paso del tiempo. Pero sobre todo, siempre estabas ahí, con tus curvas perfectas, tu luz grandiosa, tu aire fresco.

Volveré a sentirte dentro de mi piel, pero antes déjame avanzar. No soy nadie en estos momentos. Nadie interesante, me pierdo en la multitud y las horas, aquí, siempre avanzan, y no miran con quién se topan.

domingo, 15 de noviembre de 2009

En la tele transmiten un funeral

Me ha ganado la desidia. Siempre pensé que llegaría ese momento y no me esperaba que fuera tan áspero, tan insípido. Pero me imaginaba que ese era el destino, no iba a ser yo quien lo cambiara y moviera el monótono tic-tac del reloj.

Ni lo buscas tú ni lo buscaba yo y así era muy difícil. Llegabas, es más, venías con esa decisión inamovible. Y a mí me quemaba casi siempre la camisa en el cuello, la marca del reloj en la muñeca y el pliegue de las Converse en mi tobillo. Dejaba de pensar en tí de esa forma y encendía la tele.

En un canal olvidado, aparecía un estadio lleno, pero en silencio. Era el funeral de Robert Enke, un portero de fútbol alemán que se había quitado la vida hace pocos días. El silencio me conmovió, y no pude apagar la tele. Te enteras de lo sucedido y ves las cosas de otra forma. Nunca has sido tan importante.

viernes, 13 de noviembre de 2009

El Origen

Llegabas tarde y al sitio equivocado, como siempre. Miro a lo ancho de la Gran Vía y se me hace eterna. Venías con ganas de olvidar, de dar el paso entre la línea borrosa de la alegría y la tristeza. Pero siempre volaste bajo y tus alas se batían en el engaño.

Me ponías de los nervios. Lo peor es que lo sabías. Sabías que te necesitaba muy cerca, casi en el oído. Pero te olvidaste de ponerme en tu lista. Siempre había alguien por delante. Ni siquiera en tus domingos, esos de café y cigarro, tenías un hueco para a mí en tu agenda.

Y tiré la toalla. Lo dejé porque me cansaba y te cansaba. Porque eran horas interminables de conversaciones banales. No estábamos tan unidos como parecía al principio. Último sorbo al café. Me levanto. Adiós.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Mi sacrificio

Hola mi amiga, otra vez estoy aquí, creo que nunca había pensado en ti así. Estaba en mi ciudad, con todo al lado, con mi almohada cogida entre los brazos para que no se escapara y estuviera siempre contra mi cara. Me gustaría haberte dicho todo lo que habías sido para mí.

Odio que a veces te escapes de las circunstancias y nos veamos un segundo cerca, otro lejos y otro cerca. No me había dado cuenta que junto a ti se pasaban las horas en minutos y que me encantaba verte sonreír. Te cogía de la mano y me dijiste que me fuera y yo no podía irme, estaba atado a tí.

Cuando nos besamos todo pasó, todo desapareció, podía volar y estabas a mi lado. Seguían sonando las guitarras en la lejanía y no las escuchábamos. Pero me tuve que ir, era mi destino, era mi sacrificio.

jueves, 5 de noviembre de 2009

La gran mentira de tu vida

Me llamas a las tres de la madrugada. No había podido dormir y las sábanas ya buscaban el suelo sin importarles mi protección del frío. Alcanzo el móvil con la mano derecha y se me resbala. Me sudan las manos y me apetece no cogértelo y dejarte con tus líos y tus inseguridades.

Pero pulso la tecla verde y escucho tu apremiante voz. Me preguntas si aún estoy ahí, si me sigo largando cuando le veo las orejas al lobo. Nunca quise ser así, nací tramposo en estos temas y cada día se me hace más y más cuesta arriba no pensar en ti. Pero estás lejos y ahora quieres vivir tu vida.

Creo que he malgastado todo el tiempo que he intentado ayudarte, darte mi apoyo, levantarte de las patadas y de las humillaciones. Creo que he dado más de lo que te merecías y ahora te sientes sola, en un playa desierta, lejos del mar y de la arena, sin vida, sin patria....en tu condena.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tardanzas en el mundo exterior

Llego tarde como siempre, pero es que la vida en Madrid me quita mucho oxígeno. Madrid no deja respirar y colapsa las arterias. No me siento en casa, ni en ningún sitio. Estoy adormecido de día y tremendamente nervioso por la noche. Todo se mueve, se empuja, se choca. No solo en el metro, donde nadie mira a nadie y todo el mundo está sólo.

Pero algunas veces nace algo desde dentro, que te saca una sonrisa, que te hace poner una meta en tu calendario y que te digas a tí mismo: "Quiero que llegue ya este día, quiero vivirlo". Y así se dan los días en la capital. Sin sentir el tic-tac de las horas y volviendo constantemente la vista atrás.

"And all of my friends who think that I'm blessed
They don't know my head is a mess"


miércoles, 12 de agosto de 2009

Madrid

En septiembre me voy para allá a hacer un máster. Estoy entre feliz y triste (ganas de irme y de quedarme a la vez). Sin embargo, será una experiencia nueva y como lleva esa palabra "nueva" seguro que me depara algo bueno. Os dejo con una canción que siempre me ha gustado.



PD: Estoy empezando a pensar en crear un blog contando mis historias en la capi....todo se andará.....

martes, 14 de julio de 2009

Reflexión



Andaba viendo videos de Michael Jackson (videos buenos, de sus canciones y conciertos) y me ha surgido una reflexión. No ha sido ni una pregunta, ha sido una afirmación: no me gustaría estar en la piel de Jordan Chandler, el niño que dijo una vez que el Rey del Pop había abusado de él y que tras su muerte se retractó. No me gustaría ser él, pero menos su padre, porque llevaría el peso de una muerte sobre mi conciencia. ¿Se puede vivir con eso?, ¿es humanamente posible?

Seguramente no tendré argumentos para defender a Jackson, pero lo defiendo. Sigo apoyando su inocenci y creo que nunca hizo nada. Sólo quiso dar una infancia plena a muchos niños. Una infancia, que él nunca pudo tener. Si nos acercamos a los Guiness, podemos ver que Michael ha sido hasta el momento, el artista que más dinero a donado a la causa infantil. Creo que si miramos con el corazón y no con los ojos, podemos llegar a una conclusión.

Mi segunda reflexión ha sido esta: la prensa rosa debe morír, por lo civil o por lo criminal, pero debe morir. Junto al padre del arrepentido Jordan, fueron los partícipes de que Michael, un hombre recluido en su casa, sin vida fuera de los muros de Neverland, muriera con 50 años y no pudiera ver a sus hijos crecer. Supongo que habrá un infierno de la prensa, allí espero que se pudran todos los paparazzis.

viernes, 3 de julio de 2009

Adiós Jacko

Leí hace tiempo en el blog de Chexpirit, que su infancia terminó cuando Michael Jackson dejó de molar. Es algo de lo que estoy completamente de acuerdo. Todavía me acuerdo de mi walkman (de dimensiones gigantes) apoyado en mi regazo, y reproduciendo ese album que tenía en la portada una enhiesta estatua del rey del pop. Algo de mi interior se ha ido con Michael. Que descanse en paz. Os dejo con mi videoclip favorito.

lunes, 15 de junio de 2009

Don't forget me......

YOUTUBE NO DEJA COPIAR EL VÍDEO.....AQUÍ OS DEJO EL ENLACE..............http://www.youtube.com/watch?v=viYAcMtv2cw

- With any luck by next year –> Con un poco de suerte el año que viene

- I’ll be going out with one of these girls. –> Estaré saliendo con una de estas chicas.

- But for now, let me say –> Pero por ahora, dejame decir

- Without hope or agenda –> sin orden ni esperanza

- Just because it’s Christmas –> Sólo porque es Navidad

- (And at Christmas you tell the truth) –> (Y en Navidad se dice la verdad)

- To me, you are perfect –> Para mi, eres perfecta

- And my wasted heart will love you –> Y mi gastado corazón te querrá

- Until you look like this –> Hasta que te parezcas a esto



Llamo a tu puerta y piensas que no es verdad
es natural.
Tantas promesas y tantas mentiras que
siempre suena igual.
La duda empieza a hacerme descofiar
de los demás.
Si en tu corazón sientes que yo soy de verdad
déjame soñar
Pero tú, sólamente tú, puedes lograr
ver mi claridad

Por ti seré la luz que ilumina tu amanecer
por ti seré la sal que acaricie toda tu piel

Las horas son largas y el tiempo te enseñará
a despertar.
Si tu corazón pide al alma un poco más
déjale volar.
A veces no sé quien soy, no sé ni dónde voy
eres mi obsesión.
Ciego mi despertar, a veces no sé si estás
hablo solo.

Pero tú, sólamente tú, puedes lograr
ver mi claridad

Por ti seré la luz que ilumina tu amanecer
por ti seré la sal que acaricie toda tu piel

A veces pienso, a veces tiemblo, a veces hablo
sin saber lo que hago mal

LLamo a tu puerta y piensas que no es verdad
es natural.

jueves, 28 de mayo de 2009

Y yo no lo sabía...

Si abro el libro, te veo en los filos de las letras, y me gusta. Los caminos a veces se cruzan y creo que eso nos ha pasado. Me tienes, te tengo y juntamos las manos lentamente. No queremos hacer las cosas apresuradamente, no nos merece la pena. Nos separan muchas cosas, pero nos unen otras. "Tan solo seremos libres cuando no haya más que perder"...





martes, 26 de mayo de 2009

Caricias


Me levanto y abro los ojos. Giro mi cabeza a la izquierda y veo tus zapatos. Recuerdo cuando María y tú os los cambiabais a la salida de la discoteca, y andabais de puntillas, sin pisar el suelo, casi levitando. Vuelvo a mirar al frente. La puerta está abierta, me gusta ver lo que hay más allá siempre, no me gusta perderme nada. Cuando empecé a conocerte, decidí mirar dentro de ti, descifrarte. No hubo sorpresas, eras tan increíble y perfecta como había soñado.

Me vuelvo a recostar sobre la almohada. La huelo y noto aún tu aroma. El mismo aroma que me enloqueció en Granada y que nunca perdiste, que llevas contigo. Como tu sonrisa. Ya he perdido la cuenta de las veces que te he visto reír, pero sigue siendo pura, limpia, simplemente me hace feliz. Intento cerrar los ojos, pero todo va demasiado bien como para perder el tiempo. Busco tu mano. La encuentro, la agarro con todas mis fuerzas.

Miro a la derecha y ahí estás tú. Aún con los ojos cerrados. Acompasas la respiración con el tic-tac de mi corazón. Lo noto. Eres hermosa incluso durmiendo, como un ángel caído del cielo, que se fijó en alguien inseguro que andaba por ahí y que no merecía su protección. Cojo con dos dedos tu flequillo y lo muevo detrás de tu oreja, mientras pienso como comenzó todo, como en un día nos convertimos en eternos.

Intento acercarme lo más que puedo sin llegar a despertarte. Tu sueño me tranquiliza y me reconforta. Cierro los ojos e intento pensar en que sueñas. Pero no consigo dormir. Te beso en la frente y desperezándome, me levanto de la cama para abrir la ventana y ver cómo ha amanecido el día para el resto de los mortales. Mi día está siendo soleado. Mientras enciendo un cigarro, vuelvo a mirar atrás, sigues ahí, impasible, somnolienta.

Tras terminar mi cigarro, despiertas. Te levantas con tranquilidad de la cama y te pones a mi lado. Yo sigo mirando al mundo exterior, no quiero parecerme a ellos. Te abrazo y me abrazas. Afuera, todavía sigue el bullicio y la tristeza. Nuestro mundo, sigue siendo un sueño del que nadie quiere levantarse.

lunes, 25 de mayo de 2009

Madrid: final del trayecto



Semana resumida:

"Proyecto aprobado.STOP.Exámenes cerca.STOP.Pensando en lo divino de la vida.STOP.Madrid cerca,piso compartido.STOP.La vida, en dirección prohibida.STOP."

martes, 28 de abril de 2009

Policía trofollo

(conversación sacada de uno de los sketchs de Muchachada Nui)

- Mira a ese negro

-¿Qué le pasa a ese negro?

- No sé, es...es guapo

- ¿Qué dices?......Bueno, la verdad es que guapete es...

- Guapete....ehh....es guapo guapo, tiene....no se, no es nada....es...

- No es que sea guapo, es que es un escalón superior.....es hermoso

- Exacto, es muy guapo....además, es...las facciones perfectas, es así muy guapo. Es que cuando un negro sale guapo, !cuidao¡, ¿eh?...es mucho más guapo que a lo mejor otros guapos de otras razas.

- Sin lugar a dudas, osea, a mí ahora me preguntan quién es el hombre perfecto y te digo yo que es el negro este.

- Desde luego, además es natural, no se ha puesto nada....es muy guapo.

- Parece que está cincerao....

- Sí,sí........¡Guapo!

- ¡Hermoso!

jueves, 16 de abril de 2009

No es sexo, pero fue justo



"Yo una vez tuve una novia italiana. Al final, lo tuvimos que dejar, pero hicimos un trato: Yo le enseñé la poya y ella me enseñó Italia. No fue sexo, pero fue justo"
Ignatius Farray-Humorista

martes, 24 de febrero de 2009

'la frenética soledad' (V y última entrega)



Ya estamos en Murcia. La iluminación dista mucho de la de la capital. Las luces están mucho más ordenadas, con más criterio. Todo tiene su sentido en mi ciudad: sus calles, la gente, tú. Sin embargo, me encuentro perdido en ella. Es una sensación extraña. Como cuando hablabas y el silencio recorría tu cara y me quedaba mirando tus ojos. Te encuentro mil veces en todas sus pequeñas calles y no vienes a saludarme. Voy a un bar, te veo con tus amigas y nuestra reacción son dos besos. Tras ellos, sigo mi camino hacia delante, sin mirar. “Mañana hablamos”, me dices suavemente al oído.

Y ese ‘mañana’ llegó tan rápido a nuestro hoy que no pude contenerlo. Son las cinco de la tarde y pongo rumbo al bar que nos vio nacer. Llego muy rápido, con la respiración desenfrenada. Abro la puerta, me cuesta más de lo normal. Me siento a tu lado.

- Siéntate enfrente…mejor –dices con calma.

Y en ese preciso instante comenzó todo: tus decisiones cortantes, tus ideas claras. Sobraron mis palabras cuando lo escuché:

- Estoy con Jorge. Lo tengo claro. Ni ahora ni nunca has sido importante para mí. Por un día creí que podría estar contigo. Pero esto se acaba aquí. Lo siento.-dijiste.

Me levanto. Taquicardia. Vuelvo a respirar difícilmente. Tropiezo con la camarera. La miro. Le quito la mirada. Salgo corriendo. Me pateo la mitad de la ciudad. Gran Vía. Alfonso X. Juan Carlos I. Llego al ‘Puente de los Peligros’ y bajo por su escalinata. Rezuma hedor. Mi corazón palpita vertiginosamente. Vuelvo a subir las escaleras. Mejor desde arriba.

Corro por el carril bici. Los ciclistas me quiebran, intentan no adelantar mi final. Sigo respirando cortadamente. Las lágrimas empiezan a aflorar. Si je touchais le fond. Al primer kilómetro mis piernas fallan. Mi brazo derecho también. No lo siento. Mi corazón se empieza a apagar. Me tambaleo. Lucho por no caer. No quiero caer. Ya no estás. No quiero caer. Mi corazón se para. Caigo al río. El agua fluye. Mi vida acaba. Los finales terminan llevándoselos la marea. Cierro los ojos. Comienzo a descansar.

sábado, 21 de febrero de 2009

'La frenética soledad' (IV)



El ron ya corre por mi sangre. Lo noto. Me gusta abrazarme con el alcohol. Es mi mundo. No me toques, ni me roces. No. Estoy solo. Pasa una chica con su altanería y su olor a fresa en el cuello. Me fijo en ella. Rápidamente se desvanece en una nube de manos, piernas, torsos y cabezas. Siempre me pierdo. Te busco. Llevo 2 minutos sin pensar en ti. No estás.

Pasan las horas muy rápidas. Respiraciones fuertes. Taquicardia. No te veo. Me gustaría que estuvieras aquí. Derramo una lágrima y comienzo a reír. Lloro. Río. Vuelvo a llorar. No aguanto más. Salgo corriendo del bar. Empiezo a contar. 1, 2, 3. Me paro. Respiro para relajarme durante 1 minuto y vuelvo al bar. A pesar del esfuerzo, no estás.

Relincho. Me desperezo y me doy cuenta que ya estoy en la cama. Tu sonrisa. Tus palabras cuidadosamente seleccionadas me dan vueltas en la cabeza. Soy frenético. Vertiginoso. Estoy deseando volver a Murcia. Te tengo y desapareces otra vez. Quiero cogerte del brazo para que no te desenganches. No te vayas, por favor. Doy vueltas en la cama y me da miedo encender la luz para ver la realidad. Mi realidad. Sin ti

Sale el sol. Me pongo de pie. Aún respiro ansiosamente. Mi cabeza estalla a cada latido de mi corazón. Me ducho. En cada gota que cae, tu cara aparece en mi retina. Suspiro y empiezo a darme cuenta de las ganas que tengo de volver a verte. Toca coger otra vez el tren.

Arranca. Tantas cosas en mi cabeza que no puedo mirar el paisaje manchego. Tan ordenado y racional. No pienso en otra cosa que en ti. De nada me ha servido este viaje. Horas perdidas de convencerte que soy lo que necesitas. Mañana te llamo. Estoy seguro que te llamo.

Veo una señal. Empiezo a sentirme más relajado. El silencio que reina en el tren, acompasa mi respiración, la doma. Ahora sólo estás tú en mi cabeza y te conectas de una forma coqueta, sublime, con la belleza de los prados de La Mancha. He leído tu mensaje: “Ncsto hblar kntigo. Bs”. Odio la gramática del SMS, pero intento leerlo con tu voz, con la entonación que tú le pondrías.

Ya nada es vertiginoso, ni frenético. Sólo quiero llegar a casa, dejar la maleta e ir a verte. Mis frases ya no corren por el folio, tengo tranquilidad en la argumentación. Sólo estás tú en mi cabeza. Con mi monotema llego a la estación. Al lado sigue estando María. Pienso y digo en mi cabeza: “No sabes lo importante que te has convertido en mi vida”. Te necesito como mi alma gemela. Te sonrío y me sonríes. Confías en que todo salga bien.


..........................Continuará...................................

jueves, 19 de febrero de 2009

'La frenética soledad' (III)



Pido carne. No me gusta el pescado. Bebemos Rioja. Me gusta la carne por la noche. Creo que soy un animal, necesito mi ración de superioridad. Cada bocado, suave, me recuerda lo fáciles que son las cosas y lo difíciles que siempre las hago. Ellos hablan de Madrid. Moncloa, la Castellana, el Prado. La conversación se alarga cuando comienzan a debatir acerca del paso del tiempo. Mientras, yo movía el poso de mi copa de vino de un lado para otro, sin derramarlo, teniendo cuidado, como contigo.

Y comencé a pensar en la letra de esa canción, que me aterrorizaba: “Si je touchais le fond”

“Je descends, je descends
Une spirale de métal m'engloutie
Si je toucheais le fond quand même
Quelque chose de tangible…

Comme d'habitude les mêmes scènes
Des larmes et des reproches
Une solitude bruyante
Le nonsens de la haine, la recherche de l'amour

C'est une partie pourrie qui pleure
Sous les draps
Qui tiens le coeur dans la main
Car dédans c'est trop brûlant, trop brûlant…

Je descends, toujours je descends
Une spirale de métal m'engloute
Je suis une particule suspendue au milieu du néant
Sans endroit où m'asseoir...”


Si tocara fondo, todo sería más fácil. Un final. Una meta. Un golpe seco que me rebanara los sesos y me mostrara mi ayer y mi futuro sin ti. El presente es mi mundo de ensueño. Seguimos en el bar. Repito, no me gusta el pescado. Saboreo el tiramisú, incidiendo en las partes donde el café se hace más ostensible. Me gusta saborear lo amargo de las cosas. Tu mirada sofocante. A las dos horas, cierras y abres los ojos y todo es diferente.

En uno de esos parpadeos, volvía a fijarme en un punto inerte de la pared del restaurante chic al que habíamos ido a cenar. Foie al Pedro Ximénez y vino. El suelo está lleno de arena y me siento como en la playa. Una playa sin brisa. Te veo en los rincones irritantes de las paredes blancas. No me miras. Sigues sin mirarme. Tiemblo. Me pongo nervioso. Ya no te veo.

Vuelvo a pensar en el frío de Madrid, en su manera vertiginosa de vivir la vida. Veo tráfico. Tráfico en mis ideas inconexas. Subo y bajo Gran Vía para encontrarte. Te ausentas y te escapas de mi red. A un lado esta María. Violeta me sigue la pista. Pero sólo tú miras con los mismos ojos con los que yo observo. Ves mi mundo. El teatro. Los musicales. Necesito cogerte de la mano.

Entro a un Starbucks. La comida aún me pesa. No me gusta ver mi nombre en un vaso. Me descoloca. ¿Me conoces? ¿Poseo ese minúsculo trozo de tu tiempo? Primera copa. El hielo quema mis encías y me vuelve a recordar que estoy vivo. Los recuerdos vuelven a fluir. Tu cara. Tus labios moviéndose pausadamente cuando duermes. Despierto y ya no tengo nada.

..................Continuará.....................................................

Letra de la cación: Le tres bièn essemblè, "Si je touchais le fond", del disco Rugeole

miércoles, 11 de febrero de 2009

'La frenética soledad' (II)



Cierro el libro y lo guardo entre mis muslos. Han pasado dos horas y sólo he pensando en ti y en mi incipiente dolor de barriga producido por la asquerosa comida. Lo único que me ronda la cabeza somos nosotros: cogidos de la mano, nosotros aunándonos en deseo, nosotros.

Al lado estaba ella. Con su mirada azul, extasiada de perfección. Si ella hablaba, ni un ápice del mundo paralelo de mi tren se movía. Ojeaba una revista buscando relajación y algo de conocimiento que sumar. Levantaba la vista y me miraba. Nadie me conocía mejor, nadie se había convertido en carne de mi carne, como ella.

Y me volvía a acordar de ti.

Con el traqueteo llegamos a Atocha, la estación que sangró hace unos años y de la que yo ahora me transformaba en plañidera. Entre los papeleos me volví a mirar el tren que había aguantado mis desvaríos. Mi padre siempre me decía, que mi peor defecto, era racionalizar las cosas.

Miro el reloj. Son las cinco y media de la tarde. Media tarde de sufrimiento. Aún no sabía porque estaba en Madrid. Alejarme de los problemas era otro de mis defectos, o mejor dicho, mi manera de solucionar esos desbarajustes. No transcurrió mucho tiempo (no más del que llevas leyendo) y la cerveza ya corría por mi garganta. María, Clemente y yo. La mesa. Encima de ella, mis manos revoloteantes que paraban el tiempo de mi voz y acompasaban mi triste historia.

-Ella miente. Ella no está enamorada de Jorge. Lo que pasa es que no puede encontrar un tío mejor- me digo en voz alta.

Ellos callan. La amistad a veces te hace no perder los estribos y soltarle un guantazo dialéctico a tu compañero y decirle: “¡Despierta, estás en un sueño!”. Pero así son los tiempos, fluctúan. Como la percepción que tengo de ti por momentos. Soy un atormentado. Te tengo, te pierdo, te tengo, te pierdo.

...................continuará..................................

martes, 10 de febrero de 2009

´La frenética soledad' (I)



Él sabía que tenía que contárselo, sin embargo, decidió coger el tren a Madrid. Mientras dejaba la pesada maleta (aunque sólo fuera a estar un día) en los compartimentos, pensaba si estaba haciendo lo correcto. Tanto tiempo había pensado que siempre hacía las cosas debidamente, que el bien y el mal se degradaba en una línea, que al final era ininteligible.

Ahora yo: El viaje se antojaba eterno. Sólo eran 4 horas de recordarte mientras me iba alejando poco a poco de ti. Me senté y cogí ‘Los renglones torcidos de Dios’, de Torcuato Luca de Tena. ¿Sería yo uno de esos renglones que se salen del folio? Todo iba torcido en mi vida. Sin trabajo, cada día bebiendo más y disfrutando cada vez menos de la vida.

Ya traen la comida. Para mi gusto, apesta a prefabricado y no siento nada al saborear un pedazo del bistec frío en mi boca. Me habré quedado insensible. El acomodador no dejaba de pasearse por los vagones, como buscando un punto en el que pasar las horas de viaje. Tiene que ser un suplicio seguir siempre el mismo trayecto, no salirse nunca del recorrido. Eso me estaba pasando contigo. No me estaba saliendo del recorrido y nuestra historia parecía estar adscrita a la monotonía, como la vida de esas personas mayores que sólo esperan, conformándose, el irreparable final

....................................Continuará......................................

lunes, 9 de febrero de 2009

...una vez en alta mar



A veces cuando parece sencillo, te sientes tan cerca que el miedo no te deja entrar. Cuando suenan las campanas y entran los rayos del sol....

miércoles, 4 de febrero de 2009

El torero no es graciosa huida, sino apasionada entrega



Estás tan fijo ya, tan alejado,
que la mano del Greco no podría
dar más profundidad, más lejanía
a tu sombra de mártir expoliado.

Te veo ante tu Dios, el toro al lado,
en un ruedo sin límites, sin día,
a ti que eras una Epifanía
y hoy eres un estoque abandonado.

Bajo el hueso amarillo de la frente,
tus ojos ya sin ojos, sin deseo,
radiográfico, místico, ascendente,

fiel a ti mismo, de perfil te veo,
como ya te verás eternamente,
esqueleto inmutable del toreo


José Alameda

martes, 20 de enero de 2009

O-B-A-M-A






Me presento aquí hoy humildemente consciente de la tarea que nos aguarda, agradecido por la confianza que habéis depositado en mí, conocedor de los sacrificios que hicieron nuestros antepasados. Doy gracias al presidente Bush por su servicio a nuestra nación y por la generosidad y la cooperación que ha demostrado en esta transición.

Son ya 44 los estadounidenses que han prestado juramento como presidentes. Lo han hecho durante mareas de prosperidad y en aguas pacíficas y tranquilas. Sin embargo, en ocasiones, este juramento se ha prestado en medio de nubes y tormentas. En esos momentos, Estados Unidos ha seguido adelante, no sólo gracias a la pericia o la visión de quienes ocupaban el cargo, sino porque Nosotros, el Pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antepasados y a nuestros documentos fundacionales. Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de estadounidenses.

Es bien sabido que estamos en medio de una crisis. Nuestro país está en guerra contra una red de violencia y odio de gran alcance. Nuestra economía se ha debilitado enormemente, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por nuestra incapacidad colectiva de tomar decisiones difíciles y preparar a la nación para una nueva era. Se han perdido casas; se han eliminado empleos; se han cerrado empresas. Nuestra sanidad es muy cara; nuestras escuelas tienen demasiados fallos; y cada día trae nuevas pruebas de que nuestros usos de la energía fortalecen a nuestros adversarios y ponen en peligro el planeta.

Estos son indicadores de una crisis, sujetos a datos y estadísticas. Menos fácil de medir pero no menos profunda es la destrucción de la confianza en todo nuestro territorio, un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y la próxima generación tiene que rebajar sus miras. Hoy os digo que los problemas que nos aguardan son reales. Son graves y son numerosos. No será fácil resolverlos, ni podrá hacerse en poco tiempo. Pero debes tener clara una cosa, América: los resolveremos.

Hoy estamos reunidos aquí porque hemos escogido la esperanza por encima del miedo, el propósito común por encima del conflicto y la discordia. Hoy venimos a proclamar el fin de las disputas mezquinas y las falsas promesas, las recriminaciones y los dogmas gastados que durante tanto tiempo han sofocado nuestra política.

Seguimos siendo una nación joven, pero, como dicen las Escrituras, ha llegado la hora de dejar a un lado las cosas infantiles. Ha llegado la hora de reafirmar nuestro espíritu de resistencia; de escoger lo mejor que tiene nuestra historia; de llevar adelante ese precioso don, esa noble idea, transmitida de generación en generación: la promesa hecha por Dios de que todos somos iguales, todos somos libres, y todos merecemos una oportunidad de buscar toda la felicidad que nos sea posible.

Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, sabemos que esa grandeza no es nunca un regalo. Hay que ganársela. Nuestro viaje nunca ha estado hecho de atajos ni se ha conformado con lo más fácil. No ha sido nunca un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo, o no buscan más que los placeres de la riqueza y la fama. Han sido siempre los audaces, los más activos, los constructores de cosas -algunos reconocidos, pero, en su mayoría, hombres y mujeres cuyos esfuerzos permanecen en la oscuridad- los que nos han impulsado en el largo y arduo sendero hacia la prosperidad y la libertad.

Por nosotros empaquetaron sus escasas posesiones terrenales y cruzaron océanos en busca de una nueva vida. Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y colonizaron el Oeste; soportaron el látigo y labraron la dura tierra. Por nosotros combatieron y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn. Una y otra vez, esos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta tener las manos en carne viva, para que nosotros pudiéramos tener una vida mejor. Vieron que Estados Unidos era más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales; más grande que todas las diferencias de origen, de riqueza, de partido.

Ése es el viaje que hoy continuamos. Seguimos siendo el país más próspero y poderoso de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando comenzó esta crisis. Nuestras mentes no son menos imaginativas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado ni el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el periodo del inmovilismo, de proteger estrechos intereses y aplazar decisiones desagradables ha terminado; a partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a trabajar para reconstruir Estados Unidos.

Porque, miremos donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía exige actuar con audacia y rapidez, y vamos a actuar; no sólo para crear nuevos puestos de trabajo, sino para sentar nuevas bases de crecimiento. Construiremos las carreteras y los puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que nutren nuestro comercio y nos unen a todos. Volveremos a situar la ciencia en el lugar que le corresponde y utilizaremos las maravillas de la tecnología para elevar la calidad de la atención sanitaria y rebajar sus costes. Aprovecharemos el sol, los vientos y la tierra para hacer funcionar nuestros coches y nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y nuestras universidades para que respondan a las necesidades de una nueva era. Podemos hacer todo eso. Y todo lo vamos a hacer.

Ya sé que hay quienes ponen en duda la dimensión de mis ambiciones, quienes sugieren que nuestro sistema no puede soportar demasiados grandes planes. Tienen mala memoria. Porque se han olvidado de lo que ya ha hecho este país; de lo que los hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une a un propósito común y la necesidad al valor.

Lo que no entienden los escépticos es que el terreno que pisan ha cambiado, que las manidas discusiones políticas que nos han consumido durante tanto tiempo ya no sirven. La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno interviene demasiado o demasiado poco, sino si sirve de algo: si ayuda a las familias a encontrar trabajo con un sueldo decente, una sanidad que puedan pagar, una jubilación digna. En los programas en los que la respuesta sea sí, seguiremos adelante. En los que la respuesta sea no, los programas se cancelarán. Y los que manejemos el dinero público tendremos que responder de ello -gastar con prudencia, cambiar malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día-, porque sólo entonces podremos restablecer la crucial confianza entre el pueblo y su gobierno.

Tampoco nos planteamos si el mercado es una fuerza positiva o negativa. Su capacidad de generar riqueza y extender la libertad no tiene igual, pero esta crisis nos ha recordado que, sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse, y que un país no puede prosperar durante mucho tiempo cuando sólo favorece a los que ya son prósperos. El éxito de nuestra economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro producto interior bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de ofrecer oportunidades a todas las personas, no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien común.

En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falso que haya que elegir entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros Padres Fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, elaboraron una carta que garantizase el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha perfeccionado con la sangre de generaciones. Esos ideales siguen iluminando el mundo, y no vamos a renunciar a ellos por conveniencia. Por eso, a todos los demás pueblos y gobiernos que hoy nos contemplan, desde las mayores capitales hasta la pequeña aldea en la que nació mi padre, os digo: sabed que Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y niños que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo.

Recordemos que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y el comunismo no sólo con misiles y carros de combate, sino con alianzas sólidas y convicciones duraderas. Comprendieron que nuestro poder no puede protegernos por sí solo, ni nos da derecho a hacer lo que queramos. Al contrario, sabían que nuestro poder crece mediante su uso prudente; nuestra seguridad nace de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y la moderación que deriva de la humildad y la contención.

Somos los guardianes de este legado. Guiados otra vez por estos principios, podemos hacer frente a esas nuevas amenazas que exigen un esfuerzo aún mayor, más cooperación y más comprensión entre naciones. Empezaremos a dejar Irak, de manera responsable, en manos de su pueblo, y a forjar una merecida paz en Afganistán. Trabajaremos sin descanso con viejos amigos y antiguos enemigos para disminuir la amenaza nuclear y hacer retroceder el espectro del calentamiento del planeta. No pediremos perdón por nuestra forma de vida ni flaquearemos en su defensa, y a quienes pretendan conseguir sus objetivos provocando el terror y asesinando a inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no podéis romperlo; no duraréis más que nosotros, y os derrotaremos.

Porque sabemos que nuestra herencia multicolor es una ventaja, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos e hindúes, y no creyentes. Somos lo que somos por la influencia de todas las lenguas y todas las culturas de todos los rincones de la Tierra; y porque probamos el amargo sabor de la guerra civil y la segregación, y salimos de aquel oscuro capítulo más fuertes y más unidos, no tenemos más remedio que creer que los viejos odios desaparecerán algún día; que las líneas tribales pronto se disolverán; y que Estados Unidos debe desempeñar su papel y ayudar a iniciar una nueva era de paz.

Al mundo musulmán: buscamos un nuevo camino hacia adelante, basado en intereses mutuos y mutuo respeto. A esos líderes de todo el mundo que pretenden sembrar el conflicto o culpar de los males de su sociedad a Occidente: sabed que vuestro pueblo os juzgará por lo que seáis capaces de construir, no por lo que destruyáis. A quienes se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y acallando a los que disienten, tened claro que la historia no está de vuestra parte; pero estamos dispuestos a tender la mano si vosotros abrís el puño.

A los habitantes de los países pobres: nos comprometemos a trabajar a vuestro lado para conseguir que vuestras granjas florezcan y que fluyan aguas potables; para dar de comer a los cuerpos desnutridos y saciar las mentes sedientas. Y a esas naciones que, como la nuestra, disfrutan de una relativa riqueza, les decimos que no podemos seguir mostrando indiferencia ante el sufrimiento que existe más allá de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos mundiales sin tener en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros debemos cambiar con él.

Mientras reflexionamos sobre el camino que nos espera, recordamos con humilde gratitud a esos valerosos estadounidenses que en este mismo instante patrullan desiertos lejanos y montañas remotas. Tienen cosas que decirnos, del mismo modo que los héroes caídos que yacen en Arlington nos susurran a través del tiempo. Les rendimos homenaje no sólo porque son guardianes de nuestra libertad, sino porque encarnan el espíritu de servicio, la voluntad de encontrar sentido en algo más grande que ellos mismos. Y sin embargo, en este momento -un momento que definirá a una generación-, ese espíritu es precisamente el que debe llenarnos a todos.

Porque, con todo lo que el gobierno puede y debe hacer, a la hora de la verdad, la fe y el empeño del pueblo norteamericano son el fundamento supremo sobre el que se apoya esta nación. La bondad de dar cobijo a un extraño cuando se rompen los diques, la generosidad de los trabajadores que prefieren reducir sus horas antes que ver cómo pierde su empleo un amigo: eso es lo que nos ayuda a sobrellevar los tiempos más difíciles. Es el valor del bombero que sube corriendo por una escalera llena de humo, pero también la voluntad de un padre de cuidar de su hijo; eso es lo que, al final, decide nuestro destino.

Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con los que los afrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -el esfuerzo y la honradez, el valor y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo- son algo viejo. Son cosas reales. Han sido el callado motor de nuestro progreso a lo largo de la historia. Por eso, lo que se necesita es volver a estas verdades. Lo que se nos exige ahora es una nueva era de responsabilidad, un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos obligaciones con nosotros mismos, nuestro país y el mundo; unas obligaciones que no aceptamos a regañadientes sino que asumimos de buen grado, con la firme convicción de que no existe nada tan satisfactorio para el espíritu, que defina tan bien nuestro carácter, como la entrega total a una tarea difícil.

Éste es el precio y la promesa de la ciudadanía.

Ésta es la fuente de nuestra confianza; la seguridad de que Dios nos pide que dejemos huella en un destino incierto.

Éste es el significado de nuestra libertad y nuestro credo, por lo que hombres, mujeres y niños de todas las razas y todas las creencias pueden unirse en celebración en este grandioso Mall y por lo que un hombre a cuyo padre, no hace ni 60 años, quizá no le habrían atendido en un restaurante local, puede estar ahora aquí, ante vosotros, y prestar el juramento más sagrado.

Marquemos, pues, este día con el recuerdo de quiénes somos y cuánto camino hemos recorrido. En el año del nacimiento de Estados Unidos, en el mes más frío, un pequeño grupo de patriotas se encontraba apiñado en torno a unas cuantas hogueras mortecinas a orillas de un río helado. La capital estaba abandonada. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En un momento en el que el resultado de nuestra revolución era completamente incierto, el padre de nuestra nación ordenó que leyeran estas palabras:

"Que se cuente al mundo futuro... que en el más profundo invierno, cuando no podía sobrevivir nada más que la esperanza y la virtud... la ciudad y el campo, alarmados ante el peligro común, se apresuraron a hacerle frente".

América. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de nuestras dificultades, recordemos estas palabras eternas. Con esperanza y virtud, afrontemos una vez más las corrientes heladas y soportemos las tormentas que puedan venir. Que los hijos de nuestros hijos puedan decir que, cuando se nos puso a prueba, nos negamos a permitir que se interrumpiera este viaje, no nos dimos la vuelta ni flaqueamos; y que, con la mirada puesta en el horizonte y la gracia de Dios con nosotros, seguimos llevando hacia adelante el gran don de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones futuras.

Gracias, que Dios os bendiga, que Dios bendiga a América.

sábado, 17 de enero de 2009

Esto ya no es lo que era

Tras largo tiempo de letargo creativo vuelvo a mi rincón. El nombre de la entrada viene que ni pintado para dar paso al vídeo que podréis ver a continuación. La vida real, que agobia y que casi no entendemos, contada por dos "zevillanó" de pro. Gracias a Carlos por enseñármelo.

PD: Vuelvo a escribir más y espero que mejor. No dejéis de leer!